Jaime Luis Brito
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos (Onudh México), que dirige el diplomático checo Jan Jarab,
desnudó y exhibió a nivel internacional las miserias del gobierno del
perredista Graco Ramírez. En un comunicado hecho público la tarde del 24 de
enero pasado, señala de forma lapidaria que el tabasqueño se dedica a perseguir
políticamente a quienes lo incomodan con su acción o cuestionamiento, impide la
separación de poderes en el estado y mantiene en la impunidad “el horror”, es
decir, los crímenes de sus fosas clandestinas ubicadas en Tetelcingo y Jojutla.
Cuando se maquinó la detención de Alejandro Vera Jiménez ocurrida
un día antes, seguramente el primer perredista del estado no se imaginó que la
respuesta sería no sólo de las organizaciones civiles, de los universitarios y
de los propios medios de comunicación. También obtuvo una respuesta al más alto
nivel diplomático de la oficina que se encarga de dar seguimiento a las
violaciones a los derechos humanos desde la Organización de las Naciones Unidas
(ONU).
El comunicado sólo tiene tres párrafos, pero ha descrito al
gobierno del tabasqueño en su justa dimensión, como lo padecemos día con día
los morelenses:
“La detención del día de ayer del ex-rector Alejandro Vera por un
tercer nuevo delito que se le imputa, abuso de confianza, refuerza aún más la
sospecha sobre su persecución política. La cual no sólo es grave en sí misma
sino que pone en cuestión la separación de poderes en el estado de #Morelos.
“Alejandro Vera es un funcionario y académico que incomodó al
Gobierno poniéndose del lado de las víctimas, en particular de los familiares
de víctimas de desaparición, pero también de otras muchas más.
“En este contexto, es preciso recordar que el horror de las fosas
de #Tetelcingo y Jojutla sigue en la impunidad y nadie ha sido responsabilizado
por ello”.
Y es que como le decíamos el miércoles pasado, utilizando el
manual del lawfare, Graco utiliza
todo el aparato estatal, al que tiene subordinado violando la separación de
poderes, para perseguir políticamente a aquellos que se le oponen. Lo hace con
Vera Jiménez, y lo hizo con Cuauhtémoc Blanco Bravo, a quien en diciembre de
2016, intentó destituir a través de tres vías, montando un juicio político en
menos de 24 horas.
Lo ha hecho con Gabriel Rivas, hombre de izquierda e impulsor del
movimiento popular, quien tiene demandas penales en su contra acusado de
saquear una bodega del DIF donde Elena Cepeda acaparaba la ayuda para los
damnificados del sismo en septiembre pasado. Lo ha hecho con Dagoberto Rivera
Jaimes, líder de la Federación Auténtica del Transporte, quien se convirtió en
uno de los más férreos opositores a Graco Ramírez, y a quien el tabasqueño ha
aplicado la misma que a Vera Jiménez, comenzó acusándolo de cualquier cosa y
luego le ha acumulado delitos hasta de narcotráfico. Lo ha hecho contra el
obispo Ramón Castro y Castro, quien ha sido otra de las voces más críticas
contra su gobierno por el infierno de la inseguridad. Al prelado lo ha llevado
varias veces a Gobernación, acusándolo de violar la ley. Lo ha hecho con
Gerardo Becerra. En fin.
La absoluta estupidez de los asesores del tabasqueño lo han
llevado a un callejón sin salida. La próxima vez que intente encarcelar a
alguno de los mencionados, a nivel nacional e incluso internacional, pesará
sobre su cabeza el señalamiento de Naciones Unidas.
La separación de poderes en Morelos, cuestionada por la ONU, no
existe. Los diputados de la actual Legislatura, se subordinaron al gobierno de
Graco Ramírez hasta la ignominia. Se prestaron a legislar con dedicatoria a los
enemigos políticos del gobernador, se convirtieron en juzgado sumario,
aprobaron endeudamientos brutales y se negaron a fiscalizar y juzgar las
tropelías de este gobierno. Por eso los diputados son cómplices de estos
crímenes, en particular Hortencia Figueroa, Enrique Laffite, Edwin Brito, Julio
Espín, Manuel Tablas, entre otros.
Finalmente, en relación con las fosas clandestinas de la Fiscalía
de Graco ubicadas en Tetelcingo y Jojutla, hasta el momento, no existe un solo
funcionario involucrado, de ningún nivel, que haya sido procesado y castigado.
Y mientras tanto, en Morelos siguen los asesinatos, un año supera al
anterior; los secuestros se incrementan; la desaparición de personas es imparable;
en materia de feminicidios, Morelos tiene la tercer tasa más alta del país; y a
ello hay que sumarle que nadie detiene los delitos que atentan contra el
patrimonio de las personas. En respuesta, Graco presume y premia a su Mando
Único, acusado de ejecuciones sumarias, tortura, abuso de autoridad y otras
violaciones a derechos humanos.
Esas son sólo algunas de las evidencias de lo que la oficina de
Naciones Unidas en México señaló en el comunicado del miércoles. El silencio es
la respuesta. Graco está en la lona y la soberbia no le permiten darse cuenta
de que es un cadáver político que cada día que pasa se mira al espejo y éste le
devuelve una imagen muy parecida a la Javier Duarte.
Twitter: @Patrio74
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2 comentarios:
Felicidades , por el excelente artículo de fondo, siempre veraz y crítico. Mi respeto para su trabajo periodístico. Se extraña mucho su voz en el Noticiero de Radio UAEM
Abrazos: Adriana Marroquín
Cárcel para Graco, Lozoya, Peña Nieto, Meade, C. Duarte y demás secuaces
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