Jaime
Luis Brito
La represión en Nochixtlán, Oaxaca, el pasado 19 de junio /Foto: Especial |
Las
reformas del Pacto por México, simplemente se han convertido en la
formalización de la subasta del país. La reforma energética ha traído como
consecuencia la transferencia del manejo de los hidrocarburos a manos privadas.
O sea, la privatización de los energéticos. La reforma hacendaria aumentó los
impuestos a los que siempre pagamos impuestos y a las grandes empresas
nacionales o trasnacionales se los sigue perdonando, devolviendo o exentando.
La reforma financiera da mayores libertades a los bancos para recuperar el
crédito, es decir, tienen más dientes para encarcelarlo y joderlo a usted por
el crédito que le ofrecen. La reforma política es un desastre y usted se ha
dado cuenta en los procesos electorales; ya no elegimos los ciudadanos, bueno,
realmente nunca hemos decidido; ahora los que resuelven todo, son los
tribunales. La reforma en telecomunicaciones garantiza los derechos de Televisa
y TV Azteca de seguirnos inoculando la misma basura o peor, y que sus ganancias
sigan creciendo.
Y
finalmente la llamada reforma educativa que no tiene nada de educativa. En
realidad tiene como objetivo el desmantelamiento del sector educativo y si me
apura, de privatización del derecho a la educación. ¿Por qué? No sólo por la
bursatilización de los recursos para la infraestructura educativa, si no porque
serán los padres de familia quienes deberán asumir el costo, como siempre lo
han hecho, pero no por la vía de las cuotas “voluntarias”, si no de las cuotas obligatorias,
el pago de boletas, libros de texto y otros. Pero también porque la reforma
quiere desmantelar la resistencia magisterial histórica, encarnada en la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y en los demás
movimientos de resistencia que existen en los estados, como el Movimiento
Magisterial de Bases, el Consejo Central de Lucha Magisterial, en Morelos; la
Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero, entre otros.
Pero
no sólo eso, pretende además que los profesores no puedan organizarse, se
pulvericen como gremio y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
(SNTE) cumpla su triste papel histórico: ser un instrumento de control del
gremio más importante del país, sirve para justificar y validar las cochinadas
de quienes estén en el poder. No es Elba Esther Gordillo, no es Juan Díaz. Son
ellos, pero como producto de un sistema de control y corporativismo que termina
por coartar los derechos y alienar a quienes pueden formar ciudadanos libres:
los maestros. Por eso es plausible el movimiento de los maestros que se va
popularizando en varias entidades del país, se va convirtiendo en un movimiento
social, porque el hartazgo es de todos. No sólo son los maestros. Ya vinieron
por los estudiantes, por los campesinos, por los indígenas, por los obreros,
siguen los médicos y luego todos los demás. Si no nos organizamos, tarde o
temprano vendrán por nosotros.
Y
todas estas reformas fueron aprobadas en el marco del Pacto por México. Fueron
diseñadas y aprobadas por priístas, panistas y perredistas. Todo lo que estamos
viviendo es producto de la complicidad de todos ellos, quienes sirven a los
intereses de aquellos que se benefician directamente de las ganancias que se
obtendrán de estas reformas. Dice el gobierno que es la ley y que la ley no se
negocia. Sin embargo, esta misma semana, pudimos ver cómo la ley sí se negocia,
cuando afecta los intereses de sus patrones, sí es negociable. Recuerde usted
el sistema anticorrupción, la Ley 3de3, misma que fue modificada en menos de
una semana por órdenes de los empresarios. La ley se negocia, cuando así
conviene. Cuando no, entonces se impone a rajatabla.
Engranes:
Es de un cinismo insultante, como la clase política rinde pleitesía a su ícono
más importante en Morelos, Graco Ramírez. Aplausos, regalos, lenguas limpias,
en fin. Son lacayos, sin dignidad, sabedores que entre más sepan lamer las
suelas de sus amos, mejor les irá.
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@Patrio74