Jaime
Luis Brito
Las
últimas semanas, con dolo y sabiendo que violarían la autonomía universitaria,
la diputada Hortencia Figueroa Peralta y funcionarios del PRD han intentado que
el Congreso del Estado apruebe una iniciativa de reforma que no sólo
supeditaría el control administrativo de la Universidad Autónoma del Estado de
Morelos (UAEM) a los designios del Legislativo local, sino que además, le
otorgaría a éste la facultad para remover y nombrar al rector, a los miembros
de la Junta de Gobierno y a los propios integrantes del Consejo Universitario,
máximo órgano de gobierno de la casa de estudios.
El
argumento que han utilizado es el mismo del año pasado, cuando la anterior
legislatura intentó algo similar: la transparencia, la rendición de cuentas, el
cumplimiento de la ley. Sin embargo, el sustento de la intención de reformar la
Constitución es inexistente. La UAEM tiene garantizada la autonomía desde la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y no es admisible que un
poder distinto al Consejo Universitario determine el nombramiento de auditor o
contralor interno. Imagine el lector que Enrique Peña Nieto enviara al Congreso
de la Unión una iniciativa para nombrar a un contralor interno en la UNAM,
¿estaría de acuerdo?
Pero
además, en ningún estado de la república la universidad autónoma está
supeditada a un poder externo, salvo la de Durango, que como hemos leído pasa
por una situación anticonstitucional desde hace meses, por una decisión autoritaria
e ilegal del propio Congreso de Durango. Pero Durango no es Morelos y la
comunidad universitaria de allá no es la de la UAEM. En todo caso, hay que
aclarar que la máxima casa de estudios de Morelos sí tiene un contralor interno
y es nombrado, como lo establece la ley orgánica, por la Junta de Gobierno.
Pero además, la UAEM no es una isla, cada año enfrenta auditorías de la
federación, del estado y además una auditoría realizada por un despacho
externo. Es, sin exagerar, como han dicho sus propios directivos, la
institución más auditada de Morelos.
Las
acusaciones de que la UAEM “no quiere cumplir la ley de Transparencia”, como lo
señaló Cristina Balderas, secretaria del PRD en Morelos, hace una semana, son
malintencionadas y pretenden confundir a la población. Las acusaciones de
Hortencia Figueroa y las propias de Graco Ramírez, autor intelectual y último
de estos ataques contra la UAEM, tienen el objetivo de confundir a la población
y hacerla creer que los recursos destinados a la Universidad son malutilizados.
Esto
es mentira. La UAEM no sólo es revisada una y otra vez durante el año, también,
es el organismo con el mayor índice de transparencia en la entidad. No lo digo
yo. Lo dicen las constantes evaluaciones que realiza el órgano garante de la transparencia,
el Instituto Morelense de Información Pública y Estadística (IMIPE). La última
corresponde al primer bimestre de 2016, y en ella se establece que la UAEM
tiene un índice de 99 por ciento, lo que demuestra que efectivamente, la casa
de estudios es de las instituciones más transparentes de la entidad.
Por
cierto, mientras eso tiene la UAEM, el PRD no superó el mínimo necesario.
Apenas obtuvo el 68 por ciento, lo que le valió que fuera sancionado por el
IMIPE. ¿Con qué calidad moral la burocracia dorada del PRD, sus diputados o
gobernantes pueden pedir a otros que sean transparentes cuando en su partido
político los recursos públicos se maneja de manera desaseada y esconden la
información? ¿Dónde está la transparencia que andan predicando y exigiendo a
otros cuando en su casa tienen el cochinero y hasta los sancionan?
Twitter: @Patrio74