Las
mujeres siguen siendo el blanco de la violencia en muchos sentidos. Junto con
los niños, niñas y adultos mayores, son los sectores de la población en
condiciones de mayor vulnerabilidad. La discriminación, la exclusión y la
violencia en general contra las mujeres, desde la agresión verbal, psicológica,
hasta la agresión física, pasando por el abuso sexual, la violencia se expresa
de múltiples y diversas formas.
El
feminicidio, crimen de odio contra las mujeres que actualmente ha sido
tipificado en varios estados de la república mexicana, incluido Morelos, sigue
siendo la expresión extrema de la violencia contra las mujeres. Las madres no
están exentas de esta condición. Muchas de las mujeres asesinadas por razones
de género era madres de familia, así que aunque la sociedad mexicana finge cada
10 de mayo que tiene un enorme fervor a las madres, en realidad es una
respuesta condicionada por el mercado o por la culpa que se acumula a lo largo
de los otros 364 días.
Las
madres mexicanas se han convertido en jefas de millones de hogares porque
enfrentan la violencia económica de sus parejas o ex parejas. Cuando sus
compañeros se quedan con ellas, en miles de hogares enfrentan la violencia
sistemática que las somete a una (doméstica), dos (laboral) y tres (sexual)
jornadas de trabajo, en las que padecen violencia en muchos sentidos y formas.
La
crianza las obliga a pensarse como seres exclusivamente para-los-otros, para-los-demás,
siendo el tiempo y espacio para ellas, las mujeres, las madres, el último, el
nulo, el inexistente. De hecho, los graves problemas de salud pública que
enfrentan las mujeres de edad adulta en nuestro país, tienen en mucho su origen
en el descuido sistemático de ellas mismas. El cáncer de mama o útero es
prevenible, pero las mujeres nunca tienen tiempo para revisarse, y los recursos
que debieran destinarse a ello, se utilizan para todo, menos para prevenir sus
males. La obesidad, la hipertensión, la diabetes, son también consecuencia de
la falta de atención a sí mismas.
Para
qué tanto posteo en el Facebook, para qué tanto selfie con la mamá, si al
final, los regalos sólo expían culpas. Las mujeres mexicanas siguen siendo las
más expuestas a la violencia. Las siguen matando y nadie dice ni hace nada.
Aunque eso sí, cada 10 de mayo repiten a Denisse de Kalaf hasta el vomito.
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