Jaime Luis Brito
Alejandro Chao, así como lo recordamos /Foto: Internet |
El 4
de mayo de 2014 nos amanecimos con la terrible noticia de que el doctor
Alejandro Chao y su esposa Sara, habían sido asesinados. El anuncio fue brutal.
Dos vidas llenas de vida habían sido arrancadas y pisoteadas. Chao, proveniente
de la tradición de Lemercier, había impulsado con su vida la solidaridad con
los desprotegidos y el rescate de las culturas tradicionales y las formas de
organización comunitaria, como respuesta a la barbarie que se viene gestando
desde hace 40 años en el planeta, en general; y el país y Morelos, en
particular.
Chao
fundió su vida a la de las comunidades. Ubicado en el contexto universitario,
su casa, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), alojó las ideas
y acciones del doctor. Hizo bien la tarea, formó a muchas generaciones. De ahí
salieron, por ejemplo, René Santoveña Arredondo y Jesús Alejandro Vera Jiménez,
ambos rectores de la UAEM, ambos alentaron el sentido comunitario que Chao
imprimió en su acción.
Pero
la UAEM misma, fue marcada por la acción transformadora, cuestionadora,
desafiante de Alejandro Chao Barona. El compromiso de la universidad, de
nuestra universidad, con las mejores causas, ha estado presente con muchísima
fuerza desde la llegada de Alejandro Chao. El impulso al trabajo y compromiso
comunitario de una generación de psicólogos, historiadores y sociólogos, llegó
con Chao (Unicedes, Desarrollo Comunitario, etc); la expansión de la presencia
universitaria en los municipios y las regiones, llegó con Chao (Totolapan,
Mazatepec, etc); el modelo de universidad que aspira a dejar las aulas y a
aprender en las comunidades, llegó y se quedó ahí, con Chao.
Por
eso, aquel 4 de mayo, el asesinato de Alejandro Chao Barona fue una noticia
brutal. Fue un golpe terrible. Pero también fue un parteaguas en el proyecto
universitario de Jesús Alejandro Vera Jiménez. La noticia provocó que el
Consejo Universitario decidiera tomar las calles en aquella marcha
multitudinaria del 7 de mayo de 2014. La exigencia de justicia para Chao y
Sara, fue un grito que inundó tantas gargantas como calles. De ahí a la
exigencia a favor de las más de 150 mil víctimas de la violencia, de los 30 mil
desaparecidos, sólo hubo un paso. Porque al final, Chao trabajaba todos los
días por detener, por revertir la barbarie.
Dolor universitario por el asesinato de Chao y Sara. Su asesinato, un parteaguas al proyecto universitario de la UAEM /Foto: UAEM |
Luego
vinieron los Diálogos Políticos por la Seguridad Ciudadana, momento fundamental
del encuentro entre la UAEM y la sociedad civil. Fue un momento para colocar a
la clase política frente a la ciudadanía. Llegaron aquellos que tenían cierta
sensibilidad, o quienes tenían miedo del juicio ciudadano. Los indolentes, a
quienes no les importa escuchar, esos no llegaron. Ni han llegado todavía.
Pero
los Diálogos también fueron un momento en el que otros sectores sociales decidieron
tener un acercamiento con la UAEM. Vinieron los diálogos con los periodistas,
los empresarios, las iglesias, los propios universitarios. Pero fue fundamental
el acercamiento con los pueblos en resistencia, aquellos que se oponen a los
megaproyectos que depredan el ambiente y también la cultura. El 28 de agosto de
2014, se realizaron los diálogos con los pueblos en lucha. Ese día nació la
Asamblea Permanente de los Pueblos de Morelos. De ahí a la celebración del
primer Congreso de los Pueblos, sólo bastaron unos meses.
La
tercera sesión del Congreso de los Pueblos ocurrió apenas el pasado 24 de
abril. Después de tres sesiones, la Asamblea ha pasado de una mera red de
esfuerzos desarticulados, a la proyección de una agenda común y la construcción
de dos ejes de lucha fundamentales, mismos que Chao suscribió a lo largo de su
vida: la defensa del territorio y la construcción de la autonomía popular.
Todo
esto ha provocado como semilla, aquel golpe terrible. Chao ha dado semilla en
esta universidad, la UAEM, que ha abrevado del pensamiento y la acción de
Alejandro Chao. Porque al final, el proceso iniciado en esta nuestra
universidad para impulsar y alentar procesos de organización social y
comunitaria, en defensa de los pueblos y comunidades, en defensa de las
víctimas y en su proceso para encontrar justicia, y en la lucha por recuperar y
hacer realidad las libertades democráticas, son sólo algunas de las caras de la
acción social de Chao.
Chao
se ha convertido en parte central del proyecto político, ético y social de la
UAEM. Su asesinato fue un parteaguas, porque al morir, Chao dio vida en la
materialización de este proyecto universitario, el que encabeza Jesús Alejandro
Vera Jiménez.
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