miércoles, 4 de mayo de 2016

Chao y la UAEM

Jaime Luis Brito

Alejandro Chao, así como lo recordamos /Foto: Internet
El 4 de mayo de 2014 nos amanecimos con la terrible noticia de que el doctor Alejandro Chao y su esposa Sara, habían sido asesinados. El anuncio fue brutal. Dos vidas llenas de vida habían sido arrancadas y pisoteadas. Chao, proveniente de la tradición de Lemercier, había impulsado con su vida la solidaridad con los desprotegidos y el rescate de las culturas tradicionales y las formas de organización comunitaria, como respuesta a la barbarie que se viene gestando desde hace 40 años en el planeta, en general; y el país y Morelos, en particular.
Chao fundió su vida a la de las comunidades. Ubicado en el contexto universitario, su casa, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), alojó las ideas y acciones del doctor. Hizo bien la tarea, formó a muchas generaciones. De ahí salieron, por ejemplo, René Santoveña Arredondo y Jesús Alejandro Vera Jiménez, ambos rectores de la UAEM, ambos alentaron el sentido comunitario que Chao imprimió en su acción.
Pero la UAEM misma, fue marcada por la acción transformadora, cuestionadora, desafiante de Alejandro Chao Barona. El compromiso de la universidad, de nuestra universidad, con las mejores causas, ha estado presente con muchísima fuerza desde la llegada de Alejandro Chao. El impulso al trabajo y compromiso comunitario de una generación de psicólogos, historiadores y sociólogos, llegó con Chao (Unicedes, Desarrollo Comunitario, etc); la expansión de la presencia universitaria en los municipios y las regiones, llegó con Chao (Totolapan, Mazatepec, etc); el modelo de universidad que aspira a dejar las aulas y a aprender en las comunidades, llegó y se quedó ahí, con Chao.
Por eso, aquel 4 de mayo, el asesinato de Alejandro Chao Barona fue una noticia brutal. Fue un golpe terrible. Pero también fue un parteaguas en el proyecto universitario de Jesús Alejandro Vera Jiménez. La noticia provocó que el Consejo Universitario decidiera tomar las calles en aquella marcha multitudinaria del 7 de mayo de 2014. La exigencia de justicia para Chao y Sara, fue un grito que inundó tantas gargantas como calles. De ahí a la exigencia a favor de las más de 150 mil víctimas de la violencia, de los 30 mil desaparecidos, sólo hubo un paso. Porque al final, Chao trabajaba todos los días por detener, por revertir la barbarie.
Dolor universitario por el asesinato de Chao y Sara. Su asesinato, un
parteaguas al proyecto universitario de la UAEM /Foto: UAEM
Luego vinieron los Diálogos Políticos por la Seguridad Ciudadana, momento fundamental del encuentro entre la UAEM y la sociedad civil. Fue un momento para colocar a la clase política frente a la ciudadanía. Llegaron aquellos que tenían cierta sensibilidad, o quienes tenían miedo del juicio ciudadano. Los indolentes, a quienes no les importa escuchar, esos no llegaron. Ni han llegado todavía.
Pero los Diálogos también fueron un momento en el que otros sectores sociales decidieron tener un acercamiento con la UAEM. Vinieron los diálogos con los periodistas, los empresarios, las iglesias, los propios universitarios. Pero fue fundamental el acercamiento con los pueblos en resistencia, aquellos que se oponen a los megaproyectos que depredan el ambiente y también la cultura. El 28 de agosto de 2014, se realizaron los diálogos con los pueblos en lucha. Ese día nació la Asamblea Permanente de los Pueblos de Morelos. De ahí a la celebración del primer Congreso de los Pueblos, sólo bastaron unos meses.
La tercera sesión del Congreso de los Pueblos ocurrió apenas el pasado 24 de abril. Después de tres sesiones, la Asamblea ha pasado de una mera red de esfuerzos desarticulados, a la proyección de una agenda común y la construcción de dos ejes de lucha fundamentales, mismos que Chao suscribió a lo largo de su vida: la defensa del territorio y la construcción de la autonomía popular.
Todo esto ha provocado como semilla, aquel golpe terrible. Chao ha dado semilla en esta universidad, la UAEM, que ha abrevado del pensamiento y la acción de Alejandro Chao. Porque al final, el proceso iniciado en esta nuestra universidad para impulsar y alentar procesos de organización social y comunitaria, en defensa de los pueblos y comunidades, en defensa de las víctimas y en su proceso para encontrar justicia, y en la lucha por recuperar y hacer realidad las libertades democráticas, son sólo algunas de las caras de la acción social de Chao.
Chao se ha convertido en parte central del proyecto político, ético y social de la UAEM. Su asesinato fue un parteaguas, porque al morir, Chao dio vida en la materialización de este proyecto universitario, el que encabeza Jesús Alejandro Vera Jiménez.

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